Casa Mina

Mérida, Yucatán

Casa Mina era una casa del primer tercio del siglo pasado que hacía mucho que no veía ya no se diga una remodelación sino un mínimo mantenimiento.

Sin embargo detrás de las pésimas condiciones en que se encontraba, se vislumbraba que esta había sido una casa con encanto, por decir lo menos.

Los techos altos, las ventilaciones naturales cruzadas que atravesaban toda la casa, las galeras contiguas, los pisos de mosaico tradicional, los techos de durmientes de ferrocarril, sus ventanas y puertas de madera, sus herrajes, su aljibe, todo hablaba de una época esplendorosa que pedía a gritos regresar…y eso quisimos hacer: “resaltar la belleza (escondida) de la casa”; más que agregar se trataba de restaurar y tan sólo adecuar a las nuevas necesidades Lograr que lo “nuevo” no se sintiera, o pareciera que “siempre estuvo ahí” era el reto.

Con estos antecedentes empezamos “limpiando” bajo la consigna de aprovechar todo lo aprovechable y conservar el espíritu de los espacios: anexamos dos baños completos (así la casa ya contaba con 3 baños completos), creamos un patio privado para la recámara principal y su baño, le dimos altura a la cocina y dotamos de ventilación cruzada, diseñamos un patio que amarrara un remate (fuente), un espacio de estar semi-abierto pergolado con comedor, un garage cubierto, un espejo de agua, el jardín posterior y la entrada vestibulada al área de servicios. A lo anterior le construimos una piscina de piedra a la usanza de los estanques de las consabidas haciendas yucatecas.

Nuestra intención fue precisamente explotar la extraordinaria relación interior exterior que ya poseía la casa y hacer de las áreas semiabiertas espacios por demás agradables, sombreados, ventilados y que avivaran los sentidos ya fuese con el golpetear del agua en una fuente, los vivos colores de una bugambilia o un árbol de mangos en plena explosión.